En el corazón de Cundinamarca, a tan solo una hora de Bogotá, se encuentra Choachí, un municipio que ha sido coronado como el más bello del departamento gracias a su encanto natural, cultural y gastronómico. Este pintoresco pueblo, reconocido internacionalmente por la Organización Mundial del Turismo (OMT) a través del premio The Best Tourism Villages, se ha convertido en un destino imperdible para quienes buscan una escapada rápida desde la capital colombiana.
Choachí, con su clima templado y su ubicación privilegiada a 1.927 metros sobre el nivel del mar, ofrece un abanico de atractivos que lo distinguen entre los 116 municipios de Cundinamarca. Entre sus joyas destaca la cascada La Chorrera, la más alta de Colombia en caída escalonada con 590 metros, un espectáculo natural que invita a caminatas y recorridos en medio de paisajes exuberantes. Además, la cascada El Chiflón y su oferta de turismo religioso, con iglesias que reflejan la tradición local, complementan la experiencia.
El reconocimiento no es casualidad. En 2024, Choachí fue seleccionado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo como uno de los ocho destinos colombianos para competir en los prestigiosos galardones de la OMT, consolidando su reputación como un referente del turismo rural sostenible. “Es un lugar que combina historia, naturaleza y una gastronomía única”, señalan los visitantes, quienes destacan platos típicos como la fritanga, las arepas de maíz pelado y una variedad de dulces tradicionales.
A pesar de su cercanía con Bogotá —apenas 39 kilómetros—, Choachí conserva un aire de tranquilidad que lo hace ideal para desconectarse de la rutina. El acceso es sencillo: desde la capital, un trayecto de una hora en carro o un poco más en transporte público permite llegar a este rincón que parece detenido en el tiempo. Para quienes planean una visita, el pueblo se perfila como una opción perfecta para un fin de semana o incluso para las próximas festividades, como Semana Santa.
Choachí no solo es un regalo para los sentidos, sino también un ejemplo de cómo la belleza natural y el legado cultural pueden converger para cautivar a viajeros nacionales e internacionales. Sin duda, este municipio cercano a Bogotá reafirma por qué Cundinamarca es un tesoro por descubrir.— Las2Orillas—
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