Este sábado 3 de agosto finalizó el cese al fuego bilateral entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sin que se lograra una prórroga del acuerdo. El cese, que inició el 6 de julio, tenía como objetivo reducir la violencia y facilitar las negociaciones de paz, pero ambas partes no alcanzaron un nuevo consenso para extenderlo.
El Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, señaló que las conversaciones con el ELN continuarán, a pesar de la reanudación de las hostilidades. Según Rueda, el Gobierno está comprometido en buscar una solución pacífica al conflicto, aunque reconoció las dificultades y los desafíos que esto implica.
Por su parte, el ELN expresó que el fin del cese al fuego no significa el fin de su disposición al diálogo. En un comunicado, el grupo guerrillero afirmó estar dispuesto a retomar las negociaciones en cualquier momento, pero advirtió sobre posibles acciones defensivas en respuesta a operaciones militares del Ejército colombiano.
La comunidad internacional ha seguido de cerca este proceso, con varios países y organizaciones expresando su apoyo a la paz en Colombia.
La ONU y la Iglesia Católica han instado a ambas partes a mantener la calma y evitar una escalada de violencia. La incertidumbre marca el futuro inmediato en las zonas afectadas por el conflicto. Los habitantes de estas regiones, que vivieron un mes de relativa tranquilidad, temen un recrudecimiento de las confrontaciones y la violencia.–el Colombiano–
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