En un caso que resalta las complejidades del sistema migratorio de Estados Unidos, una pareja colombiana que residió en el país durante 35 años fue deportada recientemente a Colombia, dejando atrás a sus tres hijas, todas nacidas en territorio estadounidense. La pareja llegó a California en 1989, huyendo de la violencia que azotaba Colombia en esa época, y desde entonces construyeron una vida en EE. UU., criando a sus hijas y contribuyendo a la sociedad durante más de tres décadas. Sin embargo, tras un proceso legal que se prolongó por más de 20 años, las autoridades migratorias ordenaron su deportación, separándolos de sus hijas y enviándolos a un país que apenas reconocen tras tanto tiempo.
## Una familia dividida por las políticas migratorias
Las hijas de la pareja, ahora adultas y ciudadanas estadounidenses, han iniciado una campaña para intentar traer de vuelta a sus padres. Argumentan que la deportación es injusta, destacando que sus padres pasaron la mayor parte de sus vidas en EE. UU., donde trabajaron, pagaron impuestos y criaron a una familia. “Mis padres no son criminales, son personas que vinieron buscando una vida mejor y la construyeron aquí”, afirmó una de las hijas en una entrevista reciente. La familia ha solicitado apoyo legal y público para apelar la decisión, pero las estrictas leyes migratorias de EE. UU. representan un obstáculo significativo.
El caso ha puesto de nuevo en el centro del debate la rigidez del sistema de inmigración estadounidense, especialmente en situaciones que involucran a familias con raíces profundas en el país. Organizaciones de derechos humanos han criticado la falta de flexibilidad en estas políticas, señalando que deportaciones como esta no solo dividen familias, sino que también generan un impacto emocional y económico en quienes quedan atrás.
## El desafío de regresar a Colombia
Para la pareja deportada, el retorno a Colombia no ha sido fácil. Después de 35 años fuera, se enfrentan a un país que ha cambiado drásticamente desde su partida. Sin una red de apoyo significativa y con pocas conexiones sociales o laborales, la adaptación se ha convertido en un reto abrumador. Expertos en migración señalan que los retornados en estas circunstancias suelen enfrentar dificultades para reintegrarse, especialmente cuando han pasado décadas fuera de su país de origen.
Mientras tanto, en Colombia, el gobierno ha expresado preocupación por el creciente número de deportados desde EE. UU., destacando la necesidad de programas que faciliten su reincorporación. Sin embargo, los recursos para apoyar a estas personas siguen siendo limitados, lo que agrava su situación.

La deportación de esta pareja colombiana no es un caso aislado. Según datos recientes, miles de inmigrantes con largos períodos de residencia en EE. UU. han sido deportados en los últimos años, muchos de ellos dejando atrás a familiares ciudadanos estadounidenses. Este fenómeno ha generado controversia, con algunos sectores defendiendo las deportaciones como una aplicación necesaria de la ley, mientras que otros abogan por reformas migratorias que consideren el tiempo de residencia y las contribuciones de los inmigrantes a la sociedad.
En el ámbito internacional, estas deportaciones también afectan la percepción de EE. UU. en materia de derechos humanos y políticas migratorias. En Colombia, algunos políticos han calificado estas medidas como “inhumanas”, mientras que en EE. UU., tanto defensores como detractores de las políticas actuales continúan debatiendo el tema.
La historia de esta familia colombiana es un recordatorio del costo humano detrás de las leyes migratorias y de las profundas heridas que pueden dejar en las familias afectadas. Mientras las hijas luchan por el regreso de sus padres, su caso sigue siendo un símbolo de los desafíos pendientes en el sistema de inmigración de EE. UU. — Vía CNN Español —
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