Tras las intensas lluvias e inundaciones que han afectado a Bogotá en las últimas semanas, los niveles de los embalses que abastecen de agua a la capital colombiana han registrado cambios significativos. Los embalses de Chuza, Chingaza y San Rafael, fundamentales para el suministro hídrico de la ciudad, han sido monitoreados de cerca debido a su importancia en la provisión de agua potable. A continuación, detallamos el estado actual de estos embalses y las implicaciones para Bogotá.
Embalse de Chuza
El embalse de Chuza, que forma parte del sistema Chingaza, ha experimentado un aumento en su nivel de agua gracias a las recientes precipitaciones. Actualmente, se encuentra al 38,40% de su capacidad, mostrando una tendencia ascendente. Este incremento es positivo, considerando que meses atrás enfrentó niveles críticos debido a una prolongada sequía en la región.

Por su parte, el embalse de San Rafael, también integrante del sistema Chingaza, ha alcanzado un nivel del 88,61%, beneficiándose directamente de las lluvias caídas en su área de influencia, ubicada en el municipio de La Calera. Este embalse registra igualmente una tendencia al alza, lo que refleja una notable recuperación.
Sistema Chingaza en conjunto
El sistema Chingaza, que incluye los embalses Chuza y San Rafael, ha superado el 50% de su capacidad total, alcanzando el nivel más alto en lo que va de 2024. Este sistema abastece aproximadamente el 70% del agua potable consumida en Bogotá, por lo que su mejora es una noticia alentadora para la ciudad.
A pesar de estos avances, las autoridades han enfatizado la necesidad de mantener la cautela. Alfred Ignacio Ballesteros Alarcón, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), señaló que, aunque las lluvias han contribuido a elevar los niveles, el uso eficiente y el ahorro de agua siguen siendo prioritarios. Además, instó a la ciudadanía a aprovechar las precipitaciones para captar y almacenar agua lluvia como medida preventiva ante futuras temporadas secas.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, también insistió en la importancia de continuar con las medidas de racionamiento y ahorro. Según el mandatario, la ciudad ha ahorrado 26,4 millones de metros cúbicos de agua desde abril gracias a estas acciones, evitando un descenso más drástico en los niveles del sistema Chingaza. Sin embargo, destacó que los niveles actuales aún están por debajo de los promedios históricos para esta época del año.
Aunque las lluvias han sido intensas en Bogotá, no todas impactan directamente a los embalses. Por ejemplo, el embalse de Chuza, ubicado en la cuenca de la Orinoquia, depende de precipitaciones específicas en su zona para aumentar significativamente su capacidad. A esto se suma la alta demanda de agua en la ciudad, que alcanza los 16 metros cúbicos por segundo, lo que limita una recuperación más rápida.
Las recientes lluvias han traído un alivio parcial a la situación de los embalses que abastecen a Bogotá, pero los desafíos en la gestión del recurso hídrico persisten. La colaboración entre las autoridades y la ciudadanía será esencial para garantizar el suministro de agua en los próximos meses, especialmente ante la incertidumbre de nuevas temporadas secas. Por ahora, el panorama es optimista, pero la prudencia sigue siendo la clave. —El Tiempo—
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