El País – En una reciente declaración, el general Federico Mejía, comandante del Comando Específico del Cauca, reveló una preocupante escalada en la violencia y extorsión perpetrada por disidencias de las Farc en el departamento del Cauca. Según Mejía, las disidencias han impuesto una multa de 15 millones de pesos a los campesinos de la región, obligándolos a forzar la salida del Ejército Nacional de El Plateado. Aquellos que se nieguen a cumplir con esta demanda enfrentan amenazas de muerte.
Además, el general informó que esta semana se registró la ejecución de ocho menores de edad por parte de estas disidencias, quienes habían sido reclutados forzosamente y fueron asesinados durante un fallido intento de fuga.
La situación en Argelia, Cauca, se ha vuelto crítica desde el ataque con explosivos lanzados desde un dron, que resultó en la muerte de un niño de 10 años. A pesar de los recientes bombardeos estratégicos que han permitido la intervención de las tropas en áreas clave, el conflicto continúa intensificándose.
Mejía detalló que las disidencias, organizadas y reforzadas, se están desplazando hacia el área del Cañón del Micay con un contingente de 150 hombres, de los cuales más de la mitad son menores de edad. Estos jóvenes, reclutados en contra de su voluntad, están siendo enviados para enfrentar a las fuerzas militares.
En un evento reciente, un grupo de nueve menores que había logrado escapar del grupo disidente fue capturado y ejecutado tras ser traicionados por un conductor que resultó ser miembro de las disidencias. Solo uno de ellos logró sobrevivir y fue rescatado por las autoridades.
A pesar de los esfuerzos por realizar bombardeos precisos para evitar daños colaterales, el general Mejía subrayó que la inteligencia es crucial para minimizar errores y respetar el Derecho Internacional Humanitario. La estrategia actual se centra en neutralizar las capacidades de las estructuras ilegales sin afectar a la población civil.
En cuanto a alias ‘Kevin’, líder de la estructura Carlos Patiño, Mejía confirmó que continúa operando en el Cañón del Micay, beneficiándose del narcotráfico y la minería ilegal, y mantiene un control férreo sobre la población local, sometiéndola a extorsiones y amenazas.
Los campesinos, enfrentando una situación desesperada, han manifestado su resistencia a las exigencias de las disidencias. En una reciente confrontación en el coliseo local, se enfrentaron a los guerrilleros, negándose a retirar al Ejército y expresando su voluntad de resistir la extorsión, aunque esto implique un riesgo extremo para sus vidas.
La situación sigue siendo crítica y está demandando una respuesta urgente y coordinada de las autoridades para proteger a los civiles y restablecer el orden en la región.–El Pais–
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