CIUDAD DE MÉXICO, mayo 12 (EL UNIVERSAL).- Desde este viernes 10 de mayo, las auroras boreales han estado presentes en todo su esplendor en diversas partes del mundo, por lo que su extensa gama de colores ha dejado impresionadas a las personas que las han podido presenciar.
Este fenómeno en forma de luminiscencia es causado por la tormenta geomagnética que impactó a la Tierra desde el viernes 10 de mayo y que permanecerá hasta el domingo 12.
El encanto de las auroras radica en sus impresionantes colores que pintan el cielo y que ofrece a los espectadores increíbles imágenes de la naturaleza.
De acuerdo con Héctor Javier Durand Manterola, Doctor en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el color de la luz que se observa depende del tipo de partículas que las componen y de la altitud a la que se encuentran; el verde y rojo para oxígeno, rosa para nitrógeno y azul-morado para hidrógeno y helio.
Estos fenómenos generalmente se observan con mayor facilidad en el cielo nocturno y ocurren cerca de los polos magnéticos de la Tierra, donde las líneas del campo magnético de nuestro planeta son casi verticales, lo que facilita el ingreso de las partículas de origen solar, por esto se les llama “auroras polares”.
En el hemisferio sur la aurora es conocida como austral, pero en el hemisferio norte se conoce como aurora boreal.
En promedio, las tormentas geomagnéticas que las generan suelen registrar 100 severas cada ciclo solar, pero hasta ahora, solo se han observado tres en el ciclo más reciente que comenzó en diciembre de 2019. La más reciente ocurrió el 23 de marzo.
Ayer viernes, la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) advirtió que la tormenta geomagnética que impacta la Tierra desde el viernes ha alcanzado la categoría 5, nivel extremo, primera vez que ocurre un evento así en 21 años.
Las tormentas solares, al igual que las auroras boreales, son fenómenos naturales que se producen con cierta regularidad. Sin embargo, su ocurrencia y severidad son difíciles de predecir, similar a los sismos. El monitoreo constante del sol, el medio interplanetario, la ionosfera y el campo magnético terrestre es esencial para estudiar estos fenómenos científicamente y prepararse para sus efectos. — El Universal —
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