En una cumbre informal celebrada en París, líderes de los países más influyentes de Europa coincidieron en la necesidad de reforzar el apoyo a Ucrania y aumentar la inversión en Defensa. No obstante, recalcaron que Estados Unidos no puede desentenderse de la seguridad futura de Kiev.
El presidente francés, Emmanuel Macron, organizó esta reunión de urgencia ante los movimientos diplomáticos del presidente estadounidense, Donald Trump, con su homólogo ruso, Vladimir Putin. Dichos acercamientos han generado preocupación entre los aliados europeos y ucranianos, ya que podrían derivar en un acuerdo de paz sin su participación.
El canciller alemán, Olaf Scholz, advirtió que Ucrania no puede aceptar “una paz impuesta” ni someterse a “condiciones inaceptables”. Aseguró que Kiev seguirá contando con el respaldo europeo, aunque descartó, por ahora, el envío de tropas al terreno, una opción respaldada por Francia y Reino Unido. Además, confirmó el compromiso de aumentar el gasto en Defensa hasta un mínimo del 2 % del PIB, excluyéndolo de los límites presupuestarios.
El primer ministro británico, Keir Starmer, enfatizó la importancia de la participación de Estados Unidos para disuadir futuras agresiones de Rusia. “Debemos asegurarnos de que Ucrania esté en la mejor posición posible”, afirmó. Starmer, quien viajará a Washington la próxima semana, subrayó que la clave es “mantener la paz a través de la fuerza” y exhortó a Europa a reforzar sus capacidades militares en apoyo a Kiev.
Por su parte, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, delineó tres principios fundamentales para las futuras negociaciones de paz: la inclusión de Ucrania y la UE en las conversaciones, el respeto al orden multilateral y al Derecho Internacional, y el fortalecimiento de la Unión Europea. Sánchez destacó la necesidad de alcanzar “una paz justa y duradera” y evitar un “cierre en falso” como el que ocurrió tras la anexión de Crimea en 2014.
Los líderes europeos se mostraron firmes en su intención de seguir apoyando a Ucrania, al tiempo que recalcaron que la seguridad en Europa no puede depender únicamente de sus esfuerzos, sino que requiere el compromiso continuo de Estados Unidos. —Semana—
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