“La guerra mató todo lo bello que llevábamos dentro”: Gaza entre la devastación y un frágil alto el fuego

Por Rushdi Abu Alouf, corresponsal de la BBC en Gaza desde Estambul, y André Rhoden-Paul, BBC News en Londres

El alto el fuego en Gaza trajo breves momentos de celebración entre los palestinos, pero la alegría se desvaneció rápidamente al enfrentarse a una cruda realidad: hogares destruidos y familias rotas.

En Yabalia, una ciudad del norte de Gaza con el mayor campo de refugiados de la Franja, el panorama es desolador. Calles enteras han quedado reducidas a escombros. “Sobreviví con mis dos hijas, salimos de debajo de los escombros de nuestra casa”, narró Duaa al Jalidi, quien regresó a la zona de Al Faluja solo para encontrar una devastación irreparable. Bajo las ruinas de su hogar, permanecen los cuerpos de su esposo, suegra y cuñada desde el 9 de octubre.

“No quiero nada más que sus cuerpos para enterrarlos con dignidad”, expresó Duaa, madre de dos hijos, entre lágrimas.

El campo de Yabalia, que albergaba a más de 250.000 personas, se convirtió en epicentro de una de las operaciones militares más violentas de Israel. Según el Ministerio de Sanidad dirigido por Hamás, cerca de 4.000 palestinos perdieron la vida en esa zona.

Una vuelta marcada por la pérdida

Hussein Awda, levantador de pesas que representó a Palestina en competencias internacionales, también regresó a Yabalia. Perdió a 10 miembros de su familia en los primeros días de la guerra. “Hoy, después de 100 días, pude visitar la tumba de mi familia y rezar por ellos”, compartió.

En un video publicado en sus redes, mostró lo que quedaba de su hogar de tres plantas y el club deportivo que dirigía. “Aquí perdí a los seres más cercanos a mi corazón: mis hermanos, mis hijos. La guerra mató todo lo bello que llevábamos dentro”, dijo con voz quebrada.

Entre la esperanza y el temor

En el sur de Gaza, en ciudades como Jan Yunis y Rafah, algunos celebraron el alto el fuego ondeando banderas palestinas, mientras que combatientes y policías de Hamás reaparecieron tras meses de esconderse. Sin embargo, para muchos, la tregua no basta.

Ahmed Abu Ayham, desplazado en Jan Yunis, describió la devastación de la Ciudad de Gaza como “horrible”. “No es momento de celebrar. Estamos sufriendo, sintiendo un dolor profundo. Necesitamos abrazarnos y llorar”, afirmó.

En Rafah, donde miles de desplazados regresaron, las historias son similares. Muhammad al-Jamal, periodista del periódico Al-Ayyam, vio cómo su hogar quedó reducido a escombros. “El gallinero y la higuera cuyos frutos compartíamos son ahora solo recuerdos”, lamentó.

Un futuro incierto

Aunque el alto el fuego da un respiro, su fragilidad es evidente. En las primeras horas de la tregua, murieron 19 palestinos en ataques israelíes contra presuntos “objetivos terroristas”. Mientras tanto, Israel confirmó la liberación de tres rehenes como parte de un acuerdo que se extenderá por seis semanas.

Para los gazatíes, el temor a un colapso del acuerdo es constante. “Espero que todos podamos regresar sanos y salvos a nuestros hogares”, expresó Mohammed Suleiman con cautelosa esperanza.

La guerra, que dejó cicatrices imborrables en Gaza, también ha destrozado el alma de su pueblo. Entre las ruinas y el dolor, los gazatíes claman por paz y dignidad en medio de una incertidumbre abrumadora. –BBC News Mundo–

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