Las recientes declaraciones del expresidente estadounidense Donald Trump sobre Gaza han generado una ola de reacciones internacionales, siendo consideradas por muchos como una violación del derecho internacional. Trump ha planteado la posibilidad de “reubicar” permanentemente a la población palestina fuera de la Franja de Gaza, justificándolo como un acto humanitario ante lo que califica como un “área de demolición”.
Estas afirmaciones, que inicialmente parecían comentarios improvisados, han tomado forma en las últimas semanas y fueron reafirmadas durante la reciente visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la Casa Blanca. En la conferencia de prensa posterior al encuentro, Trump fue más allá de sus propuestas iniciales y sugirió que Estados Unidos podría encargarse de la reconstrucción de Gaza, convirtiéndola en un “lugar internacional, increíble”.

Sin embargo, la comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, la Autoridad Palestina y la Liga Árabe emitieron un comunicado conjunto en el que rechazaron tajantemente la idea, advirtiendo que podría desestabilizar la región y expandir el conflicto. Para muchos analistas, la propuesta de Trump se asemeja a una limpieza étnica disfrazada de solución humanitaria, lo que va en contra de las normas del derecho internacional que prohíben el desplazamiento forzado de poblaciones.
La extrema derecha ultranacionalista en Israel, que forma parte de la coalición de Netanyahu, ha apoyado abiertamente la idea de expulsar a los palestinos de Gaza y reestablecer asentamientos judíos en la región. Este sector político también ha presionado para prolongar la guerra contra Hamás, resistiéndose a cualquier acuerdo de alto el fuego o liberación de rehenes.
Las implicaciones de esta propuesta van más allá del conflicto inmediato. De llevarse a cabo, significaría el fin de cualquier posibilidad realista de una solución de dos Estados, un pilar fundamental en las negociaciones de paz durante las últimas décadas. Además, reforzaría la percepción de que Estados Unidos respalda abiertamente las posturas más radicales dentro del gobierno israelí, lo que podría avivar aún más las tensiones en Oriente Medio.

El plan de Trump ha sido interpretado como un intento de modificar drásticamente la posición histórica de Estados Unidos sobre el conflicto israelo-palestino. Su visión de Gaza como la “Riviera de Medio Oriente” bajo un control internacional, lejos de ofrecer una solución viable, ha sido vista como una declaración de intenciones que podría provocar una crisis aún mayor en la región. Mientras tanto, la comunidad internacional sigue atenta a las repercusiones de estas declaraciones y su impacto en el futuro del conflicto palestino-israelí. –BBC News Mundo–
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