El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este lunes la imposición de aranceles del 25% a todas las importaciones de acero y aluminio, una medida que entrará en vigor el próximo 12 de marzo y que afectará directamente a México, uno de los principales proveedores de estos metales para el mercado estadounidense. La decisión ha generado preocupación en el sector industrial mexicano, que teme un aumento en los costos de producción y una pérdida de competitividad en el mercado internacional.
México es el tercer mayor exportador de acero a Estados Unidos, con ventas que en 2024 alcanzaron los 2.3 millones de toneladas, según datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero). Sin embargo, el país también importa más acero del que exporta, lo que lo hace vulnerable a posibles represalias comerciales. Si el gobierno mexicano decide responder con aranceles similares, industrias clave como la automotriz, la construcción y la de electrodomésticos podrían verse severamente afectadas debido al encarecimiento de los insumos.
Ildefonso Guajardo, exsecretario de Economía de México, advirtió que imponer aranceles recíprocos al acero estadounidense podría ser contraproducente, ya que México depende en gran medida de las importaciones de este material para mantener sus cadenas productivas. “Encareces tus cadenas de valor, te vuelves menos competitivo”, señaló Guajardo en una entrevista con CNN en Español.
Aunque el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha optado por un enfoque de diálogo y cooperación, no descarta la posibilidad de implementar medidas de respuesta. En el pasado, México ha respondido a políticas similares con aranceles a productos estratégicos estadounidenses, como el cerdo, las manzanas y el whisky.
Edmundo Enciso Villarreal, presidente de las comisiones de Nearshoring y Comercio Exterior de la Coparmex, destacó que los aranceles podrían ralentizar proyectos de infraestructura y elevar los costos de vivienda en México. Además, la industria automotriz, un pilar fundamental de la relación comercial entre ambos países, enfrentaría un aumento en sus costos, lo que pondría en riesgo su competitividad frente a otros mercados.
La medida de Trump no solo afecta a México, sino también a otros aliados clave como Canadá y Brasil, principales proveedores de acero y aluminio para Estados Unidos. Canadá, el mayor exportador de estos metales, ya ha expresado su rechazo a los aranceles, calificándolos como “injustificados” y advirtiendo sobre posibles represalias.
Además, los aranceles podrían tener un impacto indirecto en China, ya que parte del acero chino es procesado en México antes de ser exportado a Estados Unidos. Esto ha generado tensiones adicionales en la cadena de suministro global.
La decisión de Trump representa un desafío significativo para México, que ahora debe equilibrar la protección de sus industrias nacionales con la necesidad de mantener una relación comercial estable con su principal socio económico. Mientras el gobierno mexicano evalúa su estrategia, el sector industrial se prepara para enfrentar los efectos de una medida que, según expertos, podría tener repercusiones duraderas en la economía regional.—CNN en Español–