En un hito que podría definir su legado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha liderado la firma de un acuerdo de alto el fuego en Gaza que incluye la liberación de 20 rehenes israelíes, marcando un momento de celebración en Israel y un aparente triunfo del enfoque poco ortodoxo de Trump en la política exterior. La ceremonia, que tuvo lugar en Egipto junto a líderes mundiales, proyecta una imagen de éxito global para un presidente que ha enfrentado críticas por su estilo divisivo tanto en casa como en el extranjero.
El acuerdo, anunciado el lunes, no solo detuvo las hostilidades en Gaza, sino que también plantea un ambicioso plan de 20 puntos que incluye una fuerza internacional de paz, el desarme de Hamas y la reconstrucción del enclave por una coalición de estados árabes y otros países. Sin embargo, persisten interrogantes sobre su viabilidad a largo plazo, especialmente por la falta de una voz clara para los palestinos y la oposición del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a la idea de un Estado palestino.
Un enfoque disruptivo que rinde frutos
El éxito de Trump en Gaza valida, al menos por ahora, su estrategia de desafiar las convenciones diplomáticas. En lugar de seguir los enfoques tradicionales del Departamento de Estado, Trump optó por una perspectiva económica e inmobiliaria, delegando negociaciones clave a figuras como su yerno Jared Kushner y el magnate Steve Witkoff. Sus decisiones previas, como trasladar la embajada de EE.UU. a Jerusalén, reconocer la soberanía israelí sobre los Altos del Golán y ordenar ataques contra el programa nuclear iraní, han fortalecido su relación con Israel, dándole una palanca política para presionar a Netanyahu.
A pesar de las críticas por no haber actuado antes para salvar a miles de civiles palestinos durante la respuesta israelí a los ataques de Hamas del 7 de octubre de 2023, el acuerdo refuerza la narrativa de Trump de que su imprevisibilidad y disposición a dialogar con líderes autoritarios pueden generar resultados donde otros han fracasado. Su admiración por figuras como el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi, el líder turco Recep Tayyip Erdogan y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, quienes jugaron roles clave en las negociaciones, refleja su preferencia por líderes de mano dura, un rasgo que también genera preocupación sobre su visión del poder.
¿Un cambio en el horizonte para Trump?
El éxito en Gaza plantea preguntas sobre si este momento de aprobación internacional podría moderar el estilo confrontacional de Trump en casa, donde enfrenta una crisis política por un posible cierre del gobierno. Aunque el presidente llamó a dejar atrás “las viejas disputas y odios amargos” en Medio Oriente, su historial de polarización interna, incluyendo despidos masivos de empleados federales y ataques al sistema judicial, sugiere que un cambio en su enfoque doméstico es improbable.
Además, su reverencia por líderes autoritarios y su desprecio por las restricciones legales, evidenciado en su respaldo a un indulto para Netanyahu por acusaciones de corrupción, indican que el éxito en Gaza podría reforzar su inclinación por un liderazgo sin restricciones, en lugar de promover una postura más conciliadora.
Implicaciones globales y domésticas
El acuerdo no solo resalta el poder global de EE.UU., sino que también podría influir en otras iniciativas de Trump, como su estancado esfuerzo por la paz en Ucrania. La presión que ejerció sobre Netanyahu tras un ataque israelí en Qatar contra negociadores de Hamas sugiere que Trump podría adoptar un enfoque más firme con líderes como Vladimir Putin para avanzar en las negociaciones en Ucrania.
En el ámbito doméstico, el acuerdo podría alterar la dinámica política en un momento de tensión por el cierre del gobierno. Trump ha mostrado cierta disposición a negociar con los demócratas, como en la extensión de subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, pero su historial sugiere que seguirá priorizando confrontaciones sobre la conciliación.
Un legado en juego
El acuerdo de alto el fuego en Gaza es un logro innegable para Trump, pero su éxito a largo plazo dependerá de su capacidad para mantener la atención en los detalles, algo que no ha sido su fuerte. La historia de Medio Oriente está llena de “amaneceres históricos” que no prosperaron, y la omisión de una solución clara para los palestinos podría limitar el impacto de este acuerdo. Por ahora, Trump celebra una victoria que pocos anticiparon, pero su presidencia sigue definida por la paradoja de un líder que busca la paz global mientras fomenta la división en casa.-CNN Español–
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