Pekín responde a Washington subiendo del 84% al 125% los aranceles que aplicará a los productos estadounidenses a partir de mañana, sábado 12 de abril. China también afirmó que “ignorará” a partir de ahora cualquier nueva alza de aranceles impuesta por Estados Unidos.
El comercio bilateral entre Estados Unidos y China alcanzó casi los 700.000 millones de dólares el año pasado, con un claro déficit para la parte estadounidense. Los aranceles chinos del 125% afectarán a productos como la soja (9%), los aeronaves y motores (8%), los circuitos integrados (4%), los productos farmacéuticos (4%) y el petróleo (3%). AP – Mark Schiefelbein.
Trump impone aranceles del 145% a China en plena escalada de la guerra comercial
En un nuevo capítulo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el presidente Donald Trump ha elevado los aranceles sobre las importaciones chinas a un total del 145%. Esta medida, que combina un reciente incremento del 125% con un arancel preexistente del 20%, marca un punto álgido en las tensiones económicas entre ambas potencias.
La decisión llega mientras Trump otorga una tregua arancelaria de 90 días a otros socios comerciales, dejando a China como el único país excluido de esta pausa. El aumento, anunciado por la Casa Blanca, eleva los gravámenes desde un 104% previo —impuesto a principios de marzo— a un contundente 145%. Según el mandatario, esta política responde a lo que él describe como una “falta de respeto a los mercados globales” por parte de Pekín.
Trump también ha vinculado los aranceles a preocupaciones más allá del comercio, como la crisis del fentanilo en Estados Unidos y cuestiones de seguridad nacional. “China debe entender que no puede seguir estafando a Estados Unidos y al mundo”, afirmó en una declaración reciente.
La estrategia no está exenta de controversia. Estudios económicos advierten que los aranceles podrían reducir el PIB estadounidense en un 0.9% y provocar la pérdida de hasta 706,000 empleos. Además, los consumidores podrían enfrentar precios más altos, lo que alimentaría la inflación y afectaría el poder adquisitivo.
China, por su parte, ha respondido con aranceles del 34% sobre productos estadounidenses, calificando las medidas de Trump como una violación de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). “La presión no es el camino para dialogar con China”, señaló un portavoz del gobierno chino, prometiendo nuevas represalias si la situación no se revierte.
Los mercados financieros han reflejado la incertidumbre. Tras el anuncio, el índice S&P 500 cayó un 1.8%, mientras que las bolsas asiáticas también registraron pérdidas. El dólar se depreció, y los bonos del Tesoro subieron 35 puntos básicos, evidenciando la preocupación por las repercusiones globales.
El enfrentamiento ha afectado otras negociaciones, como el futuro de TikTok en Estados Unidos. Trump afirmó que un acuerdo estaba cerca, pero que China lo modificó en represalia por los aranceles, lo que él presentó como prueba del “poder” de su estrategia.
A pesar de su postura dura con China, Trump ha mostrado disposición a negociar con otros países, manteniendo la tregua de 90 días con aquellos que no han respondido con medidas recíprocas. Sin embargo, con Pekín, el mensaje es claro: espera una llamada del presidente Xi Jinping para iniciar conversaciones, aunque hasta ahora no ha habido avances.
Los aranceles son impuestos que un gobierno aplica a las importaciones o exportaciones para proteger su economía, recaudar ingresos o influir en las relaciones comerciales. En este caso, los aranceles del 145% significan que por cada $100 de bienes chinos importados, se pagarán $145 adicionales en impuestos, encareciendo significativamente los productos.
Con los aranceles del 145%, la guerra comercial entre Estados Unidos y China alcanza un nuevo nivel de intensidad. Mientras las dos superpotencias se mantienen firmes, el impacto se siente en la economía global, desde los mercados hasta las cadenas de suministro. ¿Qué sigue en este enfrentamiento? Manténgase informado. —Dw—
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