Vestida completamente de rojo, la megaestrella Rihanna ofreció el domingo 12 de febrero, en el descanso del encuentro del Super Bowl entre Kansas City Chiefs y los Philadelphia Eagles, su primer concierto en siete años en una acrobática y sensual actuación mostrando su nuevo embarazo.
Para esta retransmisión, vista por más de 100 millones de espectadores, la artista barbadense, que en mayo pasado fue madre de su primer hijo, cantó media docena de canciones, entre ellas Bitch better have my money, We found love, Umbrella, Work y Diamonds en una “celebración” de su catálogo, como ya había anunciado.
Subida en una de las varias plataformas suspendidas por arneses que sobrevolaron el State Farm Stadium de Glendale (Arizona) y arropada por decenas de bailarines vestidos de blanco en otras plataformas y en el suelo, lo más comentado fue la barriga que dejó ver el buzo abierto desde la cadera y un cinturón que acentuaba su embarazo, confirmado por sus representantes.
Un show con opiniones divididas
El regreso de Rihanna a los escenarios era una de las joyas que incluía el Super Bowl. Como es tradición, el evento revoluciona tanto la escena deportiva como la del entretenimiento. Por ejemplo, la supermodelo Cara Delevingne publicó una foto desde el State Farm Stadium que no tardó en hacerse viral.
“El concierto de Rihanna interrumpido por un partido de fútbol, raro, pero cómo sea”, decía la camiseta con que posó la celebridad.
Por supuesto, los más fieles fans de Rihanna recibieron a la artista con toda la admiración que se pueda imaginar. En un tiempo bastante limitado, Rihanna hizo un repaso por sus canciones más exitosas; además, hizo gala de su belleza con una penetrante mirada y su potente voz.
No obstante, el show de la megaestrella de 34 años tampoco estuvo exento de críticas. En redes sociales, varios internautas catalogaron como “aburrida” la intervención de Rihanna. Aún así, el apoyo de los fanáticos también se hizo presente en Twitter. -Semana
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