El presidente Gustavo Petro ha desatado una nueva polémica tras pronunciarse sobre el reciente hundimiento de una consulta popular en el Senado, un evento que calificó como un “fraude” y un “hecho dantesco”. En una alocución pública, el mandatario arremetió contra la decisión del legislativo de rechazar la solicitud del gobierno para realizar esta consulta, comparándola con el fraude electoral de 1970 y acusando a la oposición de emplear “trampas” para evitar que el pueblo se pronuncie directamente.
El enfrentamiento entre el ejecutivo y el legislativo, que lleva meses gestándose, alcanzó un nuevo pico de tensión con este episodio. Petro, el primer presidente de izquierda en la historia reciente de Colombia, ha encontrado en el Congreso un obstáculo constante para avanzar en su ambiciosa agenda de reformas sociales. La consulta popular, según el jefe de Estado, era una herramienta clave para revivir su reforma laboral, una de las propuestas bandera de su gobierno que busca transformar las condiciones de trabajo en el país.
El Senado, dominado por fuerzas opositoras y sectores tradicionales, negó la iniciativa del gobierno, argumentando que no cumplía con los requisitos legales necesarios. Esta decisión fue interpretada por Petro como un ataque directo a la democracia participativa. “Han querido impedir que el pueblo decida su futuro”, afirmó el presidente, quien además sugirió que el rechazo responde a intereses políticos que buscan mantener el statu quo.
En respuesta, Petro ha intensificado su discurso y ha dejado entrever la posibilidad de convocar la consulta por decreto si el Congreso persiste en bloquear sus reformas. Esta advertencia ha generado críticas de la oposición, que acusa al mandatario de recurrir a tácticas populistas y de poner en riesgo el equilibrio institucional. “Es un intento de concentrar poder y saltarse las reglas democráticas”, señaló un senador crítico del gobierno.
El episodio ha polarizado aún más a la sociedad colombiana. Por un lado, los seguidores de Petro respaldan su postura, argumentando que el Congreso no representa la voluntad popular y que la consulta es una vía legítima para superar el bloqueo legislativo. “El pueblo merece decidir, no un grupo de políticos desconectados”, escribió un usuario en redes sociales. Por otro lado, sus detractores expresan preocupación por lo que perciben como una deriva autoritaria. “Petro está jugando con las instituciones para imponer su agenda”, comentó otro ciudadano en la plataforma X.
Aprovechando las movilizaciones del Primero de Mayo, el presidente volvió a presentar su propuesta de reforma laboral y llamó a la ciudadanía a presionar al Congreso. “Si el Senado no escucha, el pueblo hablará”, enfatizó Petro, redoblando su desafío al legislativo.
El hundimiento de la consulta popular se inscribe en un contexto de crecientes tensiones entre los poderes del Estado en Colombia. Desde su llegada al gobierno en agosto de 2022, Petro ha enfrentado una oposición férrea en el Congreso, donde no cuenta con mayorías sólidas. Sus propuestas, que incluyen reformas en salud, pensiones y trabajo, han sido objeto de intensos debates y frecuentes obstáculos legislativos.
Analistas políticos señalan que la consulta popular es una estrategia de Petro para sortear estas dificultades y apelar directamente al respaldo popular que lo llevó a la presidencia. Sin embargo, advierten que su retórica confrontacional podría profundizar la polarización en un país ya dividido.
Por ahora, el futuro de la consulta popular y de la reforma laboral sigue en el aire. Mientras Petro insiste en que el pueblo debe tener la última palabra, el Senado se mantiene firme en su rechazo. Lo que es claro es que este capítulo marca un nuevo punto de inflexión en la tumultuosa relación entre el Ejecutivo y el Legislativo en Colombia. —Noticias Rcn—
Emisora Fusaonline