Pentágono despliega el portaaviones más avanzado del mundo en el Caribe para combatir el narcotráfico en América Latina

En un escalada de la ofensiva contra el narcotráfico transnacional, el Pentágono ha ordenado el despliegue del Grupo de Ataque del Portaaviones USS Gerald R. Ford, la embarcación de guerra más poderosa y tecnológicamente avanzada del planeta, hacia las aguas del Caribe. Esta maniobra se produce en medio de una serie de bombardeos aéreos contra narcolanchas vinculadas al Tren de Aragua, la organización criminal venezolana designada como “terrorista” por la administración Trump, y agrava las tensiones diplomáticas con Colombia.

El anuncio del despliegue fue realizado este viernes por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien detalló que la flota, que incluye una capacidad para lanzar hasta 75 aviones de combate, partirá desde el Mediterráneo para integrarse al Comando Sur de Estados Unidos. Según el portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, la misión busca “desmantelar organizaciones criminales transnacionales y combatir el narcoterrorismo en la región”, fortaleciendo las operaciones iniciadas a principios de septiembre con buques de guerra en el Caribe y el Pacífico. Expertos militares describen al Gerald Ford como una “base aérea flotante” indispensable para operaciones de vigilancia y ataque de precisión.

Esta movilización llega apenas horas después de un exitoso bombardeo nocturno en el Caribe, el primero de su tipo desde el inicio de la campaña, que destruyó una narcolancha presuntamente operada por el Tren de Aragua. La operación, confirmada por Hegseth, resultó en la muerte de seis presuntos narcotraficantes a bordo y eleva a 12 el número de embarcaciones hundidas en aguas internacionales desde septiembre. De estas, dos han sido directamente atribuidas al grupo venezolano, responsable de rutas de tráfico de estupefacientes hacia Estados Unidos. En total, al menos 43 personas han fallecido en estas intervenciones, todas clasificadas como “acciones en aguas internacionales” para evitar disputas de soberanía.

El ataque nocturno representa un ajuste táctico por parte de las fuerzas estadounidenses, tras un incidente la semana pasada en el que dos sobrevivientes fueron rescatados por un helicóptero de la Armada y retenidos temporalmente a bordo de un destructor antes de ser repatriados. Esta semana, dos operaciones adicionales en el océano Pacífico, frente a las costas de Colombia, han ampliado el alcance de la campaña, que Hegseth ha comparado explícitamente con la lucha contra Al Qaeda. “Los trataremos como tratamos a Al Qaeda: vamos a encontrarlos, vamos a rastrear sus operaciones, vamos a cazarlos y vamos a matarlos. Sin importar si es en el Pacífico o en el Caribe”, declaró el secretario de Defensa en una rueda de prensa reciente.

El contexto regional se complica por el creciente roce entre Washington y Bogotá. Durante más de siete días consecutivos, el presidente Donald Trump y altos funcionarios de su gobierno han lanzado críticas públicas contra Colombia y su mandatario, Gustavo Petro. Trump ha calificado a Colombia y México como países “gobernados por cárteles de la droga”, describiendo a la nación sudamericana como “una guarida de drogas” bajo el liderazgo de “un pésimo líder y un matón”. Estas declaraciones han coincidido con amenazas de aranceles comerciales y una expansión de las operaciones militares estadounidenses en la zona, lo que ha generado protestas diplomáticas desde Bogotá. El Ministerio de Defensa colombiano ha reiterado que el país es “el que más incauta droga en el mundo”, mientras Petro ha respondido que “Colombia no es una guarida de drogas; lo que se produce termina en guaridas de EE.UU.”.

Analistas internacionales ven en este despliegue no solo una respuesta al auge del Tren de Aragua, sino una estrategia más amplia de la administración Trump para proyectar poder en el Hemisferio Occidental, en un momento de inestabilidad migratoria y flujos de drogas que han impactado directamente a la seguridad fronteriza estadounidense. La llegada del Gerald Ford podría marcar un punto de inflexión, potenciando la inteligencia aérea y las capacidades de interdicción en rutas clave del narcotráfico.

Por el momento, el Comando Sur no ha detallado fechas exactas de llegada ni operaciones específicas, pero fuentes del Pentágono indican que la flota estará operativa en el Caribe en los próximos días. Esta acción subraya el compromiso de Estados Unidos con una “guerra total” contra el crimen organizado, aunque genera interrogantes sobre el impacto en las relaciones bilaterales con aliados clave en la región.

-Fuente: Caracol Radio-

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