En un giro diplomático que ha inyectado un rayo de esperanza en el prolongado conflicto de Gaza, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la primera fase de un acuerdo de alto el fuego entre Israel y Hamás. El pacto, resultado de intensas negociaciones impulsadas por la Casa Blanca, contempla la liberación de todos los rehenes retenidos en Gaza desde los ataques del 7 de octubre de 2023, a cambio de un intercambio de prisioneros palestinos y una retirada parcial de las tropas israelíes del enclave.
Trump, visiblemente eufórico durante su intervención en el Comedor de Estado de la Casa Blanca, describió el logro como “el primer paso hacia una paz sólida, duradera y eterna”. El mandatario reveló su intención de viajar pronto a la región para presenciar la firma formal del acuerdo, aunque enfatizó que temas pendientes, como el desarme de Hamás y su rol futuro en Gaza, se abordarán en fases subsiguientes. “Este es un gran, gran día, un hermoso día, potencialmente uno de los grandes días de la historia de la civilización”, declaró Trump, advirtiendo que, de rechazarse el plan por parte de Hamás, Estados Unidos respaldaría “plenamente los esfuerzos de Israel para eliminar al grupo por completo”.
El anuncio llega tras meses de estancamiento, falsas esperanzas y posturas intransigentes, en medio de una guerra que ha causado miles de víctimas y desplazamientos masivos. Analistas internacionales coinciden en que, aunque prematuro declarar el fin del conflicto —que se prolonga por casi dos años—, este avance representa una victoria clara para Trump, quien ha invertido gran parte de su administración en mediar el proceso desde su asunción hace ocho meses.
El Momento de la Revelación: Una Nota Discreta en la Casa Blanca
El drama detrás del acuerdo se remonta al propio día del anuncio. Durante una reunión de una hora y veintidós minutos en el Comedor de Estado, Trump escuchaba relatos sobre violencia atribuida a Antifa —tras firmar una orden ejecutiva que la designa como “organización terrorista doméstica”— cuando el secretario de Estado, Marco Rubio, irrumpió discretamente desde el Cross Hall. Tras susurrar al oído de la secretaria general Susie Wiles, Rubio respondió a la pregunta implícita del presidente: “¿Alguna noticia de Medio Oriente?”.
Con los periodistas aún presentes, Rubio garabateó una nota urgente: “Muy cerca”, subrayando las palabras para enfatizar la inminencia. Pidió a Trump aprobar una publicación en Truth Social para que él mismo anunciara el pacto primero. Dos horas después, el mundo conocería los detalles: la liberación total de rehenes a cambio de prisioneros palestinos y una desescalada militar parcial.
Superando Resistencias: El Marco de 20 Puntos de Trump
Trump ha impulsado su controvertido plan de 20 puntos con determinación, ignorando reservas de aliados clave. El mes pasado, tras revisiones israelíes al texto, líderes árabes —incluidos representantes de Qatar y Turquía— pidieron no publicarlo públicamente, temiendo divisiones. La Casa Blanca lo divulgó de todos modos, y los países se sumaron al proceso. Cuando Hamás respondió sin avalar plenamente los puntos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, vaciló en celebrarlo como victoria. Trump, en una llamada directa, lo tildó de “negativo” y ordenó a Israel cesar los bombardeos, interpretando la postura de Hamás como señal de “paz duradera”.
Este enfoque audaz, según fuentes cercanas a la administración, busca generar momentum en un conflicto que Trump considera agotador. Sin embargo, el anuncio omite condiciones clave como el desarme de Hamás —insistida por Netanyahu— y sugiere diferirlas para evitar rupturas inmediatas.
Orígenes en una Crisis: Ataques en Qatar y la Ira de Trump
El plan surgió de las cenizas de una crisis diplomática el 9 de septiembre de 2025, cuando Israel lanzó ataques aéreos contra líderes de Hamás en Doha, Qatar, matando a un agente de seguridad catarí pero fallando en eliminar objetivos principales. Trump, quien en mayo visitó Qatar —el primer presidente en funciones en hacerlo— y aceptó un Boeing 747 reacondicionado como Air Force One, se enfureció por la falta de advertencia de Netanyahu. En una tensa llamada, calificó los ataques de “inaceptables” y, según allegados, acusó al premier israelí de intentar “sembrar el caos” para sabotear sus esfuerzos.
La afrenta galvanizó a naciones árabes contra Israel, creando una oportunidad inesperada. Trump, junto a su enviado especial Steve Witkoff y su yerno Jared Kushner —quien retoma su rol de negociador del primer mandato—, transformó la ira en acción. Integrando propuestas de países árabes, líderes europeos y un plan de posguerra del ex primer ministro británico Tony Blair, redactaron un borrador de 21 puntos en semanas. El 23 de septiembre, durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, Trump lo presentó a líderes árabes, recibiendo respaldo amplio pese a imperfecciones. “Tuvimos una sesión muy productiva”, dijo Witkoff, destacando que aborda “preocupaciones israelíes y de los vecinos regionales”.
Regateo Intenso: Convenciendo a Netanyahu
Convencer a Netanyahu fue el desafío mayor. Durante días y un fin de semana entero, Witkoff y Kushner revisaron el plan “palabra por palabra” con el equipo israelí. Netanyahu objetó la retirada de tropas, menciones a un Estado palestino y cualquier rol para la Autoridad Palestina en Gaza. Aplicando tácticas “empresariales” —dado el background inmobiliario del trío—, incorporaron ajustes en la desescalada militar y desarme de Hamás.
El 29 de septiembre, en la Casa Blanca, las negociaciones se extendieron a la Sala del Gabinete, con copias impresas sobre la mesa. Trump insistió en que Netanyahu se disculpara con el emir de Qatar por los ataques; el premier accedió, llamando desde el Despacho Oval con Trump sosteniendo el teléfono. El texto final diluyó referencias a un Estado palestino —reduciéndolas a “una vía creíble hacia la autodeterminación”— y omitió detalles de retirada. Líderes árabes, al enterarse de cambios, pidieron posponer la publicación, pero Trump procedió con premura.
La Espera Ansiosa y la Respuesta de Hamás
Los días siguientes fueron de tensión. Trump, impaciente, consultó al emir de Qatar sobre avances, pero demoras surgieron por fallos de comunicación con líderes de Hamás en Gaza y divisiones internas del grupo. El viernes, lanzó un ultimátum hasta el domingo. Horas después, llegó la respuesta: Hamás aceptó liberar todos los rehenes, aunque esquivó otros puntos clave.
Trump lo celebró en un video desde el Despacho Oval: “Este es un día importante… Veremos cómo se desarrolla todo”. Netanyahu, en contraste, lo vio como rechazo parcial y se sorprendió por la orden de Trump de detener bombardeos. En una llamada, el presidente lamentó su “actitud negativa” —aunque luego lo negó, afirmando que Netanyahu ha sido “muy positivo”—. La Casa Blanca compartió la respuesta en redes, enfocándose en lo acordado.
Reacciones: Esperanza Frágil en Israel y Gaza
En Israel, el optimismo es cauteloso; Netanyahu interpreta el pacto como paso inicial, pero insiste en garantías de seguridad. En Gaza, paramédicos como Saeed Awad observan con esperanza mixta el anuncio de Trump. Líderes árabes respaldan públicamente, con un pacto privado para limitar concesiones israelíes. Expertos advierten que brechas en fases futuras podrían desbaratarlo todo, pero por ahora, el acuerdo evoca imágenes de negociadores estrechando manos, simbolizando un respiro en la tragedia.
Este desarrollo subraya el estilo de Trump: audaz, transaccional y dispuesto a forzar consensos. Queda por ver si genera paz duradera o solo una pausa temporal en un ciclo de violencia arraigado.
(Información basada en reportes de fuentes diplomáticas y contribuciones de analistas internacionales. Imágenes y videos cortesía de agencias como Getty Images y archivos oficiales).
Emisora Fusaonline