Un reciente estudio publicado en la revista Nature Sustainability ha revelado una alarmante conexión entre el narcotráfico y la amenaza a las aves en Centroamérica. Los traficantes están poniendo en peligro dos tercios de los hábitats clave para 196 especies de aves debido a las políticas antidrogas que, paradójicamente, estimulan la deforestación.
El impacto del narcotráfico en la deforestación
La relación entre el narcotráfico y la deforestación de los bosques centroamericanos ha sido bien documentada. La construcción de vías ilegales, el despeje de bosques para estaciones de paso y la expansión de potreros de ganadería para el lavado de dinero son algunas de las maneras en que el narcotráfico deja cicatrices en la tierra. Estudios previos indican que entre el 15% y el 30% de la deforestación en Nicaragua, Honduras y Guatemala se atribuye directamente al movimiento de cocaína.
Amenaza a la avifauna
El nuevo estudio destaca que las estrategias internacionales de lucha contra las drogas también afectan a las aves que habitan o migran a estos bosques. Se estima que dos tercios de los paisajes clave para las aves forestales están en riesgo por estas políticas, y más de la mitad de las especies migratorias tienen más de una cuarta parte de su población en zonas amenazadas por el narcotráfico.
Descubrimientos del estudio
El estudio, dirigido por la profesora Amanda Rodewald de la Universidad de Cornell, utilizó datos del geógrafo Nicholas Magliocca de la Universidad de Alabama para superponer paisajes atractivos para narcotraficantes con hábitats de aves. Usaron la base de datos de EBird, que permite registrar observaciones de aves con precisión. Los países investigados fueron Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá, centrándose en intervenciones antidrogas entre 2007 y 2018. Identificaron 196 especies de aves en riesgo, ya fueran residentes o migratorias.
Una de cada cinco especies migratorias tiene más de la mitad de su población en zonas que se volverán más atractivas para el narcotráfico tras la represión policial. Especies como la curruca mejilla dorada, la curruca alidorada y el vireo de Filadelfia están entre las más afectadas.
Recomendaciones y conclusiones
La profesora Rodewald enfatiza que los problemas sociales, como el narcotráfico, no deben abordarse en el vacío debido a sus consecuencias medioambientales imprevistas. Las actuales estrategias antidrogas de Estados Unidos se enfocan en interceptar a los traficantes, lo que empuja sus operaciones a áreas forestales remotas importantes para la conservación y las poblaciones indígenas.
El estudio recomienda políticas locales más robustas, como fortalecer las instituciones de vigilancia de la deforestación y garantizar los derechos sobre la tierra a comunidades indígenas y rurales. En la COP16 de biodiversidad en Colombia, se seguirán discutiendo estas intersecciones entre problemas sociales, salud humana y conservación de la biodiversidad.–EPais–
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