¿Hacia una nueva guerra fría en la inteligencia artificial?

La carrera por el dominio de la inteligencia artificial (IA) se intensifica, y el reciente lanzamiento de ChatGPT Atlas, el navegador web basado en IA de OpenAI, marca un nuevo capítulo en esta contienda tecnológica. Este movimiento no solo desafía directamente el predominio de Google Chrome, sino que también pone en evidencia una lucha más amplia por el control del futuro digital, donde los gigantes tecnológicos y las startups compiten por redefinir cómo interactuamos con la información en línea.

El 21 de octubre de 2025, OpenAI presentó Atlas, un navegador que integra las capacidades conversacionales de ChatGPT para ofrecer una experiencia de navegación más intuitiva y autónoma. Con funciones como resúmenes automáticos de contenido, comparación de productos y la capacidad de realizar tareas completas —como comprar ingredientes para una receta en Instacart—, Atlas busca captar a los 800 millones de usuarios activos semanales de ChatGPT. Este lanzamiento llega en un momento en que las búsquedas basadas en IA están ganando terreno frente a los métodos tradicionales de Google, basados en palabras clave. La caída del 1.8% en las acciones de Alphabet el día del anuncio refleja la preocupación del mercado ante esta nueva competencia.

Pero OpenAI no está sola en este campo de batalla. Otros navegadores con IA, como Comet de Perplexity, Brave Browser y Neon de Opera, también están compitiendo por un espacio en este mercado emergente. Al mismo tiempo, Google no se queda atrás: ha integrado su modelo de IA Gemini en Chrome y ha adaptado su motor de búsqueda para incluir resúmenes generados por IA. Esta respuesta muestra que, a pesar de su dominio del 71.9% del mercado global de navegadores, según StatCounter, Google percibe la amenaza de estas nuevas tecnologías.

El impacto de esta competencia trasciende la simple navegación web. Como señala Gil Luria, analista de D. A. Davidson, la integración de IA en navegadores como Atlas podría ser un paso estratégico para que OpenAI entre al lucrativo mercado de la publicidad digital, actualmente dominado por Google con cerca del 90% de la cuota de mercado. Si OpenAI comienza a vender anuncios, podría erosionar significativamente la posición de Google, especialmente en un momento en que los usuarios buscan experiencias más conversacionales y personalizadas.

Por otro lado, la irrupción de DeepSeek, una empresa china de IA, añade otra capa de complejidad. Su chatbot basado en el modelo DeepSeek-R1 superó a ChatGPT como la aplicación gratuita más descargada en la App Store de iOS en Estados Unidos, lo que provocó una caída del 18% en las acciones de Nvidia el 10 de enero de 2025. Este evento subraya cómo la competencia no se limita a los gigantes de Silicon Valley, sino que incluye actores globales que están democratizando el acceso a la IA a través de modelos de código abierto.

¿Estamos ante una “guerra fría” tecnológica? La analogía no es descabellada. Al igual que en la Guerra Fría del siglo XX, donde las superpotencias competían por la supremacía tecnológica y económica, hoy vemos una carrera por controlar las herramientas que definirán el futuro de la información, la privacidad y el comercio digital. Sin embargo, a diferencia de aquel conflicto, esta batalla se libra en un terreno donde la innovación es vertiginosa y los consumidores son los principales beneficiarios —y también los más expuestos. La recopilación de datos de navegación por parte de herramientas como Atlas plantea preguntas sobre la privacidad, mientras que la automatización de tareas complejas promete una conveniencia sin precedentes.

La pregunta no es solo quién ganará esta carrera, sino cómo afectará a los usuarios y al equilibrio de poder en la industria tecnológica. Por ahora, la competencia está impulsando avances impresionantes, pero también está dibujando un panorama donde la colaboración y la regulación serán cruciales para evitar que esta “guerra fría” derive en un conflicto con consecuencias imprevistas.

-Con información de CNÑ-

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