Un error de apellido desencadenó un escándalo que mantuvo al icónico cantante mexicano Luis Miguel alejado de Colombia durante más de siete años. En 1994, un concierto en Bogotá, que prometía ser un éxito rotundo, se convirtió en una pesadilla para el presentador y empresario colombiano Hernán Orjuela, cuya empresa fue contratada por la disquera del cantante para gestionar temas tributarios del evento. Lo que parecía una noche inolvidable terminó en deudas, una demanda internacional y un veto que marcó un capítulo insólito en la carrera del “Sol de México”.
Según relató Orjuela, el concierto se realizó con éxito, pero tras bambalinas, el equipo de Luis Miguel mostró un comportamiento extraño. Horas después del evento, el cantante y su mánager abandonaron el país por Cúcuta, dejando a proveedores sin pagar y a Orjuela enfrentando una crisis financiera. La confusión surgió cuando el mánager del artista, en una entrevista con La W Radio, justificó la huida alegando amenazas de una organización ligada al Cartel de Cali, confundiendo el apellido de Hernán Orjuela con el de los narcotraficantes Rodríguez Orejuela. Esta acusación pública desató una tormenta mediática y dejó al presentador con deudas significativas.
Desesperado por resolver la situación, Orjuela recurrió a contactos en la industria, incluyendo a Sofía Vergara, quien por entonces era pareja de Luis Miguel. Aunque Vergara no pudo ofrecer una solución inmediata, el presentador interpuso una demanda internacional que restringió el ingreso del cantante a Colombia mientras el proceso estuviera activo. “La demanda fue necesaria, pero con el tiempo reconocí que quizás fue exagerada”, admitió Orjuela años después.
El conflicto se prolongó hasta que el empresario Ricardo Leyva medió para reconciliar a las partes, permitiendo el regreso de Luis Miguel al país. El episodio, que coincidió con la captura de los hermanos Rodríguez Orejuela en 1995, quedó como una anécdota que refleja las tensiones y malentendidos de la industria del espectáculo en los años noventa. Orjuela, por su parte, asumió pérdidas millonarias, pero logró reconstruir su carrera, consolidándose como una figura respetada en la televisión y el emprendimiento, actualmente radicado en Estados Unidos.
Este caso, revivido recientemente por Orjuela en entrevistas, pone en evidencia los desafíos de la organización de grandes eventos internacionales en una época marcada por la desconfianza y la informalidad en los manejos financieros. —Las 2orillas—
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