Ahmed al Charaa, líder de la coalición insurgente que derrocó al expresidente sirio Bachar al Asad, conocido por su nombre de guerra Abu Mohamed al Jolani, aseguró este miércoles que la comunidad internacional “no debe preocuparse” por la gestión del país tras el cambio de poder.
“Los gobiernos extranjeros no deben preocuparse por la situación en Siria”, afirmó Al Charaa en declaraciones difundidas por la televisión siria, ahora controlada por la alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), también conocida como el Organismo de Liberación del Levante.
Transición política en marcha
Estas declaraciones llegan un día después de que Al Charaa encargara al político Mohamed al Bashir, exlíder del Gobierno de Salvación y brazo político de HTS, liderar la transición hacia un nuevo gobierno. Al Bashir confirmó que la transferencia de poder se está desarrollando de forma “fluida y ordenada”, y aseguró que encabezará un gobierno transitorio por tres meses mientras se redacta una nueva Constitución.
“La gente está agotada de la guerra. El país no está preparado para otro conflicto. Con la caída del régimen de Al Asad, Siria se dirige hacia el desarrollo, la reconstrucción y la estabilidad”, señaló Al Charaa.
Compromiso con los derechos humanos
Al Charaa, quien anteriormente lideraba el Frente al Nusra, exfilial de Al Qaeda en Siria, insistió en su compromiso con el respeto de los derechos humanos y las minorías étnicas y religiosas, en respuesta a las preocupaciones internacionales. Además, prometió perseguir a los “criminales de guerra” y anunció que pronto publicará una lista con los nombres de los responsables.
Denuncias de violaciones
No obstante, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó sobre seis ejecuciones extrajudiciales con motivos sectarios desde la caída de Al Asad el pasado domingo. “Estos hechos generan inquietud sobre la verdadera capacidad de los insurgentes para garantizar justicia y estabilidad”, declaró Rami Abdulrahman, director del organismo, en diálogo con EFE.
La comunidad internacional sigue observando de cerca el proceso en Siria, mientras los insurgentes buscan consolidar un gobierno que ofrezca garantías de seguridad y respeto a los derechos fundamentales.