La tensión en la localidad de Sumapaz, Bogotá, se ha incrementado luego de que un grupo de encapuchados armados, presuntamente disidencias de las FARC, vinculadas al frente 53 de la Segunda Marquetalia, interceptaran una camioneta oficial en la vereda Alto Caicedo. El vehículo, que prestaba servicios de transporte a una entidad del Distrito, fue detenido por los sujetos que obligaron a los ocupantes a descender bajo amenaza. Posteriormente, pintaron grafitis en el vehículo con mensajes alusivos a la Segunda Marquetalia.
Este acto de intimidación y reivindicación de la presencia armada en el territorio ha generado un amplio rechazo. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, no solo condenó los hechos, sino que también lanzó una indirecta hacia el presidente Gustavo Petro: “Es inaceptable que sigan ocurriendo hechos de violencia en lugares que tanto han sufrido. El miedo no puede volver a Sumapaz, ni a ninguna parte del país”.
Galán ha sido enfático en rechazar cualquier tipo de violencia en Sumapaz, una localidad históricamente afectada por el conflicto armado, y ha advertido sobre la necesidad de fortalecer la seguridad en estas áreas rurales de Bogotá.
Declaraciones y acciones de las autoridades
Gustavo Quintero, secretario de gobierno de Bogotá, también se pronunció a través de sus redes sociales, calificando el incidente como una amenaza a la estabilidad de los habitantes de la localidad. “No podemos permitir que la violencia regrese y que los habitantes de Sumapaz revivan los horrores del pasado”, escribió. Además, aseguró que ya se ha coordinado con la Fuerza Pública para garantizar la seguridad en la zona y proteger a la población.
Este suceso ha reabierto el debate sobre la seguridad en zonas rurales cercanas a la capital, donde la presencia de grupos armados ha resurgido, pese a los esfuerzos del gobierno para implementar procesos de paz.
Respuesta a nivel nacional
La situación en Sumapaz no ha pasado desapercibida a nivel nacional. Este incidente se suma a una creciente preocupación por la reactivación de grupos disidentes que, a pesar del proceso de paz, continúan ejerciendo control en algunas regiones del país.
Analistas políticos han señalado que la “pulla” del alcalde Galán hacia el presidente Petro se enmarca en la crítica por la falta de una estrategia clara en el manejo del conflicto y en la seguridad de zonas vulnerables como Sumapaz, que, pese a ser parte de la capital, sigue enfrentando desafíos propios del conflicto armado.
Mientras tanto, la comunidad de Sumapaz sigue esperando respuestas claras que garanticen su seguridad y permitan avanzar hacia una paz duradera. Las autoridades locales continúan trabajando para reforzar la presencia del Estado y evitar que la violencia y el miedo dominen nuevamente en esta región históricamente golpeada por la guerra.
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