Bogotá, 28 de octubre de 2025 – Un juez de Bogotá condenó a once años de prisión al capitán Carlos Andrés Correa Loaiza y al patrullero Jhon Fredy Morales Cárdenas, ambos de la Policía Nacional, por su participación en las interceptaciones ilegales conocidas como las ‘chuzadas’ a Marelbys Meza y Fabiola Perea, exempleadas domésticas de la entonces jefa de gabinete presidencial, Laura Sarabia.
Los uniformados fueron hallados responsables de los delitos de fraude procesal, falsedad material e ideológica en documento público e interceptación ilícita de comunicaciones. La sentencia, emitida en primera instancia por la jueza 53 de conocimiento, señala que los policías falsificaron un informe de inteligencia para vincular a Meza y Perea con alias ‘Siopas’, comandante del Clan del Golfo en el sur de Colombia.
En el documento falso, se les asignaron los alias de ‘la Madrina’ y ‘la Cocinera’, presentándolas como personas de máxima confianza del narcotraficante. Esto indujo a error a un fiscal de Chocó, quien ordenó la interceptación de sus líneas telefónicas en enero de 2023, en el marco de una investigación contra el Clan del Golfo.
“Se acreditó que los acusados elaboraron documentos falsos para justificar las interceptaciones, afectando la administración de justicia”, indicó la jueza.
Las ‘chuzadas’ se desencadenaron tras la denuncia de robo de una maleta con dinero en efectivo y documentos sensibles en la residencia de Laura Sarabia. Las interceptaciones, que incluyeron entrevistas, interrogatorios y una prueba de polígrafo a Meza, se realizaron en Bogotá y nada tenían que ver con alias Siopas.
La condena se basó en preacuerdos y principios de oportunidad firmados por otros dos policías implicados, quienes reconocieron su responsabilidad en la elaboración del informe falaz.
La jueza advirtió que la conducta de los condenados defraudó la administración de justicia y envió un mensaje negativo a la sociedad, que “cada día cree menos en sus instituciones”.
Fabiola Perea, una de las víctimas, ha exigido reparación económica y un acto público de desagravio.
—Fuente:Revista Semana—
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