Científicos descubren dos etapas clave de envejecimiento abrupto a los 44 y 66 años

Un reciente estudio científico ha identificado dos momentos cruciales en la vida humana en los que el envejecimiento experimenta un notable acelerón. A los 44 y a los 66 años, el cuerpo sufre cambios biológicos abruptos, revelando patrones de deterioro que desafían la idea de que el envejecimiento es un proceso gradual y constante.

Investigadores de varias universidades han analizado datos provenientes de miles de muestras de sangre, utilizando herramientas avanzadas de biología molecular para rastrear las alteraciones en el ADN y otras biomoléculas. El estudio encontró que, en estos dos momentos específicos de la vida, se produce una cascada de cambios en la expresión genética, que acelera el envejecimiento celular y compromete varias funciones corporales clave.

El primer “salto” en el envejecimiento ocurre alrededor de los 44 años, una etapa en la que muchos comienzan a notar los primeros signos de envejecimiento, como la disminución de la masa muscular, la pérdida de elasticidad en la piel y un menor rendimiento físico. Este periodo se asocia con cambios hormonales significativos y una reducción en la capacidad del cuerpo para reparar el daño celular.

El segundo “salto” se presenta alrededor de los 66 años, un punto en el que se observan cambios más profundos, que afectan principalmente la función cardiovascular, la densidad ósea y la cognición. Los investigadores sugieren que estos cambios están vinculados a una acumulación de daños en el ADN y a la disminución de la función mitocondrial, lo que acelera el deterioro físico y mental.

Este hallazgo tiene implicaciones importantes para la medicina preventiva y el desarrollo de tratamientos que puedan mitigar los efectos del envejecimiento. Los científicos destacan que, al identificar estos momentos críticos, se podrían diseñar intervenciones más efectivas para retrasar el envejecimiento y mejorar la calidad de vida en la vejez.

Los resultados del estudio también ofrecen una nueva perspectiva sobre la longevidad y la salud, sugiriendo que el envejecimiento no es un proceso lineal, sino que ocurre en “ondas” o “pulsos”. Esta comprensión podría cambiar la manera en que abordamos el envejecimiento, enfocando los esfuerzos en prevenir o minimizar los cambios que ocurren durante estos picos.

Aunque el estudio se centra en dos momentos clave, los investigadores reconocen que el envejecimiento es un fenómeno complejo influenciado por una variedad de factores genéticos y ambientales. Sin embargo, estos descubrimientos abren la puerta a nuevas líneas de investigación que podrían revolucionar nuestra comprensión del envejecimiento y la medicina.

Los expertos en biología del envejecimiento consideran este estudio como un avance significativo, que podría transformar tanto la investigación básica como la aplicada en este campo. Además, subrayan la importancia de continuar investigando para descubrir otros posibles “pulsos” de envejecimiento que puedan ocurrir en diferentes etapas de la vida.

Finalmente, este estudio podría influir en políticas de salud pública y en la creación de programas de bienestar dirigidos a las personas en estas edades críticas, con el objetivo de prevenir o ralentizar los efectos del envejecimiento y mejorar la salud a largo plazo.–La Tercera–

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