Un grave brote de paludismo se ha desatado en el departamento del Chocó, específicamente en la subregión del Baudó, como consecuencia directa del paro armado impuesto por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Según reportes de las autoridades locales, el bloqueo de las vías de acceso y la restricción de movimiento durante los días del paro han impedido el adecuado acceso a tratamientos y medidas preventivas, lo que ha exacerbado la propagación de esta enfermedad en la región.
Las zonas más afectadas por el brote son los municipios de Alto Baudó, Medio Baudó y Bajo Baudó, donde las condiciones de salud pública ya eran precarias antes del paro. El ELN, en su intento por demostrar su control territorial, ha intensificado su presión sobre la población civil, que ahora sufre las consecuencias no solo de la violencia, sino también de una emergencia sanitaria que podría haberse evitado.
El acceso a medicinas y personal de salud ha sido un desafío constante en estas comunidades remotas. Durante el paro armado, las pocas brigadas médicas que podían atender a los enfermos de paludismo quedaron totalmente bloqueadas, lo que ha resultado en un aumento alarmante de casos. Las organizaciones humanitarias han denunciado la situación, calificándola de crítica, y han hecho un llamado urgente a las autoridades nacionales para intervenir de manera inmediata.
Las cifras preliminares indican que cientos de personas, en su mayoría niños y adultos mayores, han sido diagnosticadas con paludismo en las últimas semanas. La situación se complica aún más debido a la escasez de alimentos y agua potable, que agrava el estado de salud de la población afectada. Los líderes comunitarios han expresado su preocupación ante la falta de una respuesta efectiva por parte del gobierno, que hasta el momento no ha podido enviar la ayuda necesaria.
Este brote de paludismo es solo una de las muchas consecuencias del conflicto armado que asola al Chocó. Las comunidades indígenas y afrodescendientes de la región han sufrido durante años el abandono del Estado y la violencia de los grupos armados, que han convertido a esta región en uno de los focos más críticos de la crisis humanitaria en Colombia. El reciente paro armado del ELN solo ha venido a empeorar una situación ya desesperada.
Ante esta crisis, las autoridades de salud están haciendo un llamado a la comunidad internacional para que preste asistencia urgente. Se necesita un despliegue masivo de recursos médicos, alimentos y otros suministros esenciales para controlar el brote de paludismo y evitar una catástrofe mayor. Mientras tanto, la población sigue atrapada entre la violencia y la enfermedad, sin poder acceder a las necesidades más básicas para su supervivencia. — El Colombiano–
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