Aprobada la eutanasia para Erika Morales, la joven que quedó cuadripléjica tras un botellazo

En un hecho que ha generado un profundo debate en Colombia, fue aprobada la eutanasia para Erika Morales, una joven que quedó cuadripléjica tras sufrir un violento botellazo durante una pelea en 2023. La decisión, avalada por las autoridades médicas y legales, marca un hito en el país, que desde 2015 permite la muerte médicamente asistida bajo ciertas condiciones. 

Erika, de 25 años, llevaba más de dos años luchando contra las secuelas físicas y emocionales de su condición. En múltiples entrevistas, la joven había expresado su deseo de no continuar viviendo en un estado que consideraba incompatible con su dignidad y calidad de vida. “No quiero seguir siendo una carga para mi familia. Mi cuerpo ya no responde, y mi sufrimiento es constante”, declaró en una conmovedora carta pública el año pasado. 

El proceso para la aprobación de la eutanasia fue riguroso y requirió la evaluación de varios comités médicos y bioéticos, que determinaron que su caso cumplía con los requisitos legales establecidos en Colombia. El fallo ha reavivado el debate sobre el derecho a una muerte digna y la autonomía de los pacientes frente a decisiones que afectan su vida. 

Mientras algunos sectores celebran la decisión como un avance en el respeto a los derechos individuales, otros han manifestado su preocupación por las implicaciones éticas y morales de la eutanasia. Organizaciones religiosas y grupos conservadores han reiterado su oposición, argumentando que la vida debe preservarse en todas sus formas. 

Erika Morales se convertirá en uno de los casos más emblemáticos de la aplicación de la eutanasia en Colombia, un país que ha sido pionero en América Latina en la regulación de este procedimiento. Su historia ha conmovido a miles de personas y ha puesto sobre la mesa la necesidad de seguir discutiendo sobre el derecho a una muerte digna y el acompañamiento a pacientes con condiciones irreversibles. 

El procedimiento se llevará a cabo en los próximos días en una clínica autorizada, en presencia de su familia más cercana. Erika ha pedido privacidad para sus seres queridos durante este momento tan difícil. 

Este caso sin duda dejará una huella profunda en la sociedad colombiana y en la discusión global sobre el derecho a decidir el final de la vida. — La Vanguardia —

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